La Rambla del sordo es un lugar fantástico. Nace en la falda del Relojero y llega hasta Santo Ángel donde algún urbanista soberbio se le ha ocurrido la idea de hacerla morir contra la Sociedad de Cazadores, en una rejilla que va a la acequia. Dios quiera que no llueva como cuando el agua talló la rambla porque por esa rejilla no se va a colar la riada.
Final de la Rambla del Sordo. La Sociedad de Cazadores para
parar el agua y la rejilla (detrás del peatón) se la traga y
la lleva a la acequia. (foto Google)
Si comenzamos a subirla desde Santo Ángel pasamos bajo el Seminario dejando a la derecha el Eremitorio de La Luz, pero nosotros vamos a empezar a subir desde la entrada a Los Teatinos. Allí en la curva hay una cueva de ermitaño que nos marca la entrada a este tramo de la rambla. La dejamos a nuestra izquierda y atravesamos las plataformas hechas para la retención del agua en los tiempos de la repoblación forestal donde podemos ver más cuevas de eremitas semienterradas por los depósitos de la ladera, alcanzamos la carretera antigua de los Teatinos y tras andar un poco por ella, en la curva, volvemos a coger la rambla.
Cueva de ermitaño en la entrada de los Teatinos
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Al principio hay restos de sendero, pero si lo vemos o no es lo de menos, aquí se trata de seguir el cauce. Pronto llegamos a otra cueva de ermitaño, aunque en algunos sitios he leído que es un pozo artesiano, francamente no lo creo porque tiene la distribución interior clásica de las cuevas de ermitaño con su cuerpo central y capillas laterales. Esta estaba habitada hace poco y no sé si todavía lo está. Frente a ella vemos claramente la senda que sube a la Mina del Cerrillar en la cabecera de la rambla.
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A partir de aquí caminamos por el lecho de rambla, buscando el mejor paso, esquivando zarzas y árboles caídos, a veces trepando un poco subiendo de terraza en terraza. La humedad aquí es axfisiante.
Llega un momento en que la rambla principal gira hacia nuestra derecha dejando otro ramal a la izquierda. Si miramos arriba a nuestra izquierda podemos ver unos restos de muro de mampostería. Subimos la ladera (esta parte no está en el track) y llegamos a una plataforma artificial donde hay una cueva que se parece mucho a la que hace años ando buscando y que quizás sea esta. (Ver descripción del enlace de búsqueda).
Hace unos pocos años unos mayores del lugar me avisaron de su existencia y la localicé gracias a ellos y más recientemente, otro amigo, Manuel Trives, me hablo también de una cueva que había encontrado en esa situación, así que fui a comprobar si era la misma, como así resultó ser.
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La cueva es una cueva artificial tallada en la roca, no sé cuanta profundidad tendrá porque no llevaba linterna y se veía que su trayectoria era ligeramente curva. Fuera hay varias balsas pequeñas que parecían decantadoras de agua o lavaderos de mineral. No sé si se trata de un pozo artesiano o de una mina, pero si alguien lo sabe, le agradecería que me lo dijera.
Boca e interior de la cueva. Clic para agrandar
Volvemos a la rambla principal y al track. Seguimos el cauce haciendo la curva hacia la derecha y después de un tramo vemos un escalón de piedra más alto que los otros que hemos superado. Lo trepamos y allí está la plataforma con la pared que tiene una yedra que deja semioculto un pequeño abrigo. Este es final del cauce que se puede recorrer sin material de escalada. Sobre nuestras cabezas a la derecha está la mina romana del Cerrillar, aunque no podamos verla. Ahora hay que salir de aquí.
El final de la rambla accesible con su cascada de yedra. Click para agrandar
Desde la plataforma tomamos la ladera a nuestra izquierda y comenzamos a buscar una subida que nos lleve al mirador de La Rambla del Sordo.
La subida es penosa, el terreno muy malo, mucha pendiente y muy suelto. Pronto nos encontramos con una barrera rocosa que sorteamos por la derecha. Desde esta ladera podemos ver al otro lado de la rambla la boca de acceso auxiliar de la mina de hierro del Cerrillar.
En el centro de la imagen boca de acceso auxiliar de la Mina del Cerrillar
Luego seguimos subiendo por donde Dios nos da a entender hasta que llegamos al Mirador de la Rambla del Sordo. El mirador tiene unas vistas magníficas de la Cresta del gallo, Columbares y el Paisaje Lunar, El Relojero y el Cerrillar. Merece la pena pararse un rato.
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Cogemos el sendero que nos lleva a la pista y por esta llegamos a la Mina Romana del Cerrilar. Es una mina de hierro de la época de los romanos que tiene varias galerías incluso una de salvamento que ya vimos desde la ladera de la subida al mirador. Como curiosidad en 1899 Isidoro de la Cierva la registró a su nombre con el nombre de "La escondida". Siento no tener a mano una buena foto de esta pero no os será difícil encontrarla en la web. Desde allí cogemos el sendero de bajada hasta que llegado un momento lo abandonamos para coger la rambla que vemos a nuestra izquierda.
Nacimiento del "tubo de hierro" click para agrandar
Tras un paso relativamente angosto nos lleva a la cabecera del otro ramal de la Rambla del Sordo donde un sendero nos guía hasta pasar por delante del manantial donde nace el tubo de hierro.
El tubo hoy día destrozado llevaba agua desde la cabecera de la rambla creo que al Seminario, aunque no estoy seguro. Hoy el manantial está cerrado con una puerta de hierro. Seguimos el sendero y subimos la ladera que tenemos enfrente para situarnos en el cortafuegos del Cerrillar. Desde aquí vamos por cómodos senderos hacia el Cabezo de la Luz y luego bajamos la ladera por el sendero hasta llegar al Eremitorio. Una vez en la carretera regresamos al coche que habíamos dejado en la Fuensanta.
La Rambla del sordo es un lugar muy interesante, no sólo por su geografía sino por los rastros de ocupación humana. Es emocionante pasar por los refugios de ermitaños del siglo XVII, las minas romanas del Cerrillar, los pozos artesianos, subir las plataformas para retener el agua de la época de la repoblación forestal. Todos estas obras humanas están hoy mimetizadas con el terreno como si siempre hubieran estado allí y sin embargo se convierten en obras colosales cuando pensamos en el enorme esfuerzo y sacrificio de quienes las construyeron, las excavaron o de quienes vivían en las cuevas. Para mi es por muchas razones y muchos recuerdos un lugar muy querido.
Este recorrido lo califico de difícil. Sobre todo por los tramos finales de la rambla y la subida por la ladera. Andar a través de la vegetación de rambla y las trepadas requieren experiencia. No olvidad que toda la subida de la rambla transcurre sin sendero y que dentro de una rambla es muy fácil desorientarse.
Os podéis bajar el track o la vista en Google Earth en wikiloc.
Buen camino.