miércoles, 13 de agosto de 2014

Trevélez, Las Calderetas, Goterón, La Alcazaba, Siete Lagunas, Vasar del Mulhacén, Mulhacén


Sierra Nevada es un lugar fantástico, siempre nos sorprende con lugares nuevos y poco frecuentados. Si caminas por la zona entre el Veleta y el Mulhacén es muy probable que te encuentres con más gente que en en unos grandes almacenes el primer día de rebajas. Todos queremos hacer los picos más altos, los más nombrados. Otro tanto ocurre por la zona del Picón de Jerez. Pero si te adentras por la franja que discurre entre la Laguna de Vacares y los Tajos del Goterón, la sierra es otra sierra. Es igual de inmensa y agreste, pero parece un paraiso que los dioses hubieran modelado sólo para ti. Al encontrarse más alejado de las pistas y lanzaderas, allí son muchos menos los que se adentran y se siente al visitarlo, la sensación de descubrir un tesoro único, como si fueras el primer ser humano que lo ve. Nada más lejos de la realidad, esa zona es bien conocida, pero el tráfico es mucho menor y puedes andar horas y a veces días sin encontrarte con nadie.
Este año subimos a Sierra Nevada con la intención de visitar las Lagunas de las Calderetas, que se encuentran, caminando hacia el sur, en la primera cuenca desde la de Vacares que ya habíamos visitado el verano anterior. Se trata de circo escalonado en terrazas y plagado de lagunas rodeadas de borreguiles que van desaguando unas en otras hasta desembocar en las Chorreras de Las Calderetas para unirse posteriormente al agua que baja de la Cascada del Goterón por el Barranco de Valdeinfierno (no confundir con el de la cara norte) y que tras fundirse con el río Juntillas se convierte en el Trevélez. Todo un camino de agua que usaremos como una guía en nuestra ascensión. Después de Las Calderetas visitaremos El Goterón, Piedra del Yunque, La Alcazaba, Coladero del Peñón de Globo, Siete Lagunas, Puntal de Siete Lagunas y la guinda de la excursión que es el Vasar del Mulhacén: un estrecho paso que discurre casi horizontal a media pared por la cara norte del gigante, en el que caminas bajo una pared vertical que llega hasta la cima y sobre un cortado impresionante que discurre sobre la llanura de la Laguna de La Mosca. 
En esta ocasión fuimos tres “Malpasos” Antonio, Paco Félix y yo. Ya que, como suele ocurrir, para estas excursiones no consigo mucha clientela entre mis habituales. 
Pasamos la noche de llegada en Trevélez, en el Hostal Fernando (muy recomendable por cierto) y con las primeras luces comenzamos a andar siguiendo el curso del río Trevélez por un camino cómodo y bien marcado que no admite pérdida en dirección al Horcajo. Las Alpujarras están inmensas de puro verde y como el camino es del río, no falta el agua. 
Continuamos subiendo hasta llegar un cortijo en ruina situado en la desembocadura del río Puerto de Jeres sobre el Trevélez para comenzar a atacar una pendiente más contundente en zig-zag que nos sube hasta el Cortijo Largo. Avanzando un poco más, en el Cortijo de Las Carmelitas, hacemos la primera parada para reponer fuerzas entre abundante ganado que nos miraba con desconfianza.


Una vez reemprendida la marcha nos diirigimos hacia la conjunción del Río Juntillas con el Barranco de Valdeinfierno, donde no tenemos más remedio que volver a detenernos un momento, sería un pecado no hacerlo, para disfrutar de el salto de agua del Juntillas.
 
Posteriormente, pasando junto a un refugio de pastores vamos bordeando la loma del puntal de Vacares para pasar a la vertiente del Barranco de Valdeinfiernos hasta llegar a las chorreras de Las Calderetas donde tras considerar varias opciones, decidimos superarlas por la derecha (aguas arriba).
Vamos poco a poco alcanzando las primeras lagunas de Las Calderetas y continuamos ascendiendo hasta llegar a la que nos parecía idónea para pasar la primera noche. Allí en una corraleta de piedras suficientemente grande para los tres que nos resguardaría del viento, montamos el primer campamento a 2878 m y tras cenar algo, caimos dormidos como piedras, no sin antes preparar las preceptivas trampas para que el zorro no nos molestase. La precaución fue en vano, porque este no se digno en visitarnos. Ni esta noche ni la siguiente. Me dejó algo preocupado. ¿Le habrá pasado algo? El año anterior nos estuvo rondando a plena luz del día y este ni siquierase ha dignado a asomarse. Todos sentíamos que la jornada había resultado más agotadora de lo que habíamos previsto en principio y lo íbamos a pagar al día siguiente.
Desde Las Calderetas se divisa el perfil de La Alcazaba que es nuestro próximo objetivo y aprovechando que había luna nueva y que a esa altura y tán alejados de todo, la contaminación lumínica es nula, esa noche nos dímos un auténtico baño de estrellas.
Al amanecer levantamos el campamento y nos dirigimos bordeando la loma hacia El Goterón, un salto de agua muy aéreo que está situado bajo los tajos del mismo nombre en la vertiente derecha de La Alcazaba (vista desde el sur). 
 A la misma altura del salto, comienza la vereda apenas visble, un paso entre el pedregal de la ladera de los tajos que nos deja junto a Piedra del Yunque y de allí todo hacía arriba, subir la inmensa loma de La Alcazaba hasta llegar a la cumbre.

En la cima de La Alcazaba (3371 m) tenemos por primera vez la sensación de que ya no estamos solos. La cumbre estaba llena. Sin duda la proximidad de la lanzadera que deja en el Alto del Chorrillo anima a mucha más gente a subir a la cima. Por otro lado, me encontré con la sorpresa de que ya no es un pico remoto y solitario como la última vez que lo visité. Ahora habían levantado dos cúmulos enormes de piedras en la cima y también colocado un cartel de madera donde rezan el nombre y la altitud del pico. 

Desde la cumbre de la Alcazaba se divisa toda la línea de los tresmiles hacia el norte y hacia el sur se ve perfectamente la cara norte del Mulhacén con el Vasar que tendríamos que atravesar el día siguiente.

Comenzamos el descenso hacia el Coladero del Peñón del Globo que nos llevará hasta Siete Lagunas. El Coladero es fácil de encontrar y de seguir. Está muy pisado por lo que el camino se hace inequívoco. 

Al llegar a siete Lagunas decidimos acabar la jornada porque estábamos algo fatigados. Todavía nos quedaban las secuelas del primer día de subida, así que, viendo que la Laguna Hondera estaba llena hasta la bandera de tiendas de campaña, optamos por vivaquear en la parte media donde no había nadie. Esa noche tampoco vimos al zorro ¿Se habrá ido a la playa?
Muy temprano, desmontamos el campamento y comenzamos a subir hacia el Coladero de Siete Lagunas, junto al puntal del mismo nombre, que es la puerta del Vasar del Mulhacén. Una vez en el Coladero, Paco, que es el que estaba más fresco, quiso subir al puntal (3251 m) y Antonio y yo le esperamos disfrutando de las vistas. En poco tiempo comenzamos a adentrarnos por fin en el Vasar del Mulhacén.
La verdad es que en vista de lo leido y visto en video sobre el Vasar creíamos que íbamos a pasarlo mal, pero nos equivocamos y realmente no fue así. El Vasar, visto desde fuera parece casi inaccesible. Apenas una ligera línea que recorre con una altura media de 3140 m el cortado de la norte del Mulhacén con una caída inmensa hasta los 2934 m de la Laguna de la Mosca que vemos bajo nuestros pies. Pero luego, una vez dentro, el camino es bastante cómodo dentro de lo posible y no tuvimos nunca la sensación de vértigo que esperábamos.





La fuente del Viejo Lobo estaba con agua y aprovechamos para beber por primera vez directamente sin pastillas potabilizadoras. Se agradece algún trago de agua sin sabor a cloro. 
Aquí os dejo un video del paso por el Vasar. Está dividido en tres partes porque era un poco largo pero podéis verlo a pantalla completa y en alta definición utilizando los ajustes que aparecen abajo a la derecha.




Poco a poco salimos del Vasar sin mayor problema un poco por encima del Collado del Ciervo. Llegados a este punto, Paco, que seguía fresco como una rosa quiso hacer cima en el Mulhacén (3478 m) y como Antonio no tenía ganas y yo ya lo había hecho muchas veces, decidimos dividirnos de tal modo que Paco subiría a la cima y bajaría por la loma y nosotros bajaríamos a la pista para encontrarnos todos en el Alto del Chorrillo desde donde bajaríamos a Trevélez. Así lo hicimos.

Poco más tarde, otra vez todos juntos, comenzamos el descenso final por el sendero cansino del Alto del Chorrillo. No es un camino que me guste, pero es el más rápido ya que te permite bajar en unas tres horas con mochila grande. Tras tragarnos todo el sol que cabía en Sierra Nevada llegamos a Trevélez sobre las seis de la tarde y después de tomar las cervezas de dos en dos, subimos al coche para volver a Murcia.

Si algo he aprendido de esta ruta es que no volveré a cargar con una mochila de 20 kg. Sé que siempre digo lo mismo, pero esta vez es verdad. De hecho pienso vender mi Altus Vignemale de 80+20 litros y comprarme otra más pequeña para evitar tentaciones. No hay más que ver los videos para darse cuenta de que esa mochila es desproporcionada savo que pienses a atravesar la Antártida sin escalas.

Los datos de la ruta son:
Distancia recorrida: 41 km
Ascenso acumulado: 3280 m
Descenso acumulado 3280 m
Altura máxima 3481 m

Como de costumbre, haced clic sobre las fotos para verlas más grandes y colocad la visión de los vídeos en HD y pantalla completa si vuestra conexión permite verlos a esa resolución de un modo fluido, para verlos mejor.


Podéis bajar el track en Wikiloc en este enlace:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7519435


Espero que os haya gustado.
Buen camino.
Malpaso,