lunes, 20 de febrero de 2012

La montaña de antes, un recuerdo en blanco y negro.


Después de escalar La Sur de La Panocha en noviembre de 1975
Yo soy (era) el del casco blanco arriba a la derecha.
Fotografía Gonzalo Gallardo (clic para agrandar)

Cuando vemos ahora a los escaladores, a los senderistas o a cualquier deportista en general vestidos con equipos  impecables de vivos colores y tejidos de alta tecnología nos cuesta recordar como practicábamos nuestro deporte preferido hace tan sólo "unos pocos años".

Estas fotos que me acaba de enviar mi amigo Gonzalo Gallardo son de una escalada a La Panocha por la cara sur en 1975. Bueno, según recuerda Gonzalo, y así se ve en las fotos, nosotros subimos por La Sur que es una vía algo más complicada, con un pequeño extraplomo en su tramo final y las niñas subieron por la San Bernardo que es mucho más facilita.  Aquí abajo hay dos fotos, una de las chicas subiendo por la San Bernardo.Es curioso, esta vía sigue teniendo esos dos olivos nacidos en la roca exactamente iguales, no han crecido nada. La otra es de Manolo "El Lanas" bajando en rapel por La Sur a la altura de las cuevas. No había arneses, se metían los estribos entre las piernas y se ataba una cuerda de 30 m con un as de guía a un mosquetón de aluminio. Sin más seguridad.

Las chicas en la San Bernardo de La Panocha.
Fotografía Gonzalo Gallardo (clic para agrandar)


Manolo "El Lanas" descendiendo en rapel por La Sur de La Panocha.
Fotografía Gonzalo Gallardo (clic para agrandar)

Llama la atención lo precario del equipo, no había cascos para todos y la mayoría de estos eran cascos de moto, los estribos solían ser caseros, confeccionados con un cordino y unas tablas de madera. El calzado consistía en zapatillas de lona (wambas) más o menos lo que hoy son unas "Converse", a veces "chirucas" así mismo de lona, también botas militares de la casa Segarra y en el mejor de los casos botas de senderismo (pédulas) y sólo los aventajados tenían unas botas muy gruesas y duras de marcha en nieve de la marca Kamet que desde luego no eran lo más adecuado para atacar una pared. No había pies de gato ni resina, al menos yo no conocía a nadie que los tuviera. En aquellos tiempos para que las botas duraran más se solía recubrir la puntera de la bota con pegamento de dos componentes (entonces Aral-dit) que era lo que se desgastaba de dar contra la roca.


Gonzalo escalando con casco de moto "maqueado" con el escudo de la O.J.E.
Fotografía de la colección de Gonzalo Gallardo (clic para agrandar)

La ropa para lluvia más usual era el "Canguro". Este era un cuerpo de nylon hasta medio muslo. Tenía capucha y un bolsillo grande con cremallera centrado en el pecho que recordaba a la bolsa marsupial. Cuando no lo llevabas puesto la prenda se metía dentro del bolsillo que vuelto del revés hacía las funciones de funda. El canguro era impermeable los primeros días, después calaba por todos lados y para remediarlo, algunos lo rociaban con laca del pelo en su interior.

Recuerdo que mis pantalones de montaña no eran unos "bávaros" como llevaban los "profesionales" sino una adaptación que hizo mi madre cortando unos pantalones de pana viejos y haciéndoles la abertura y el ojal que llevaban a medio gemelo.


Escalando con pantalones bávaros (izquierda) y botas de nieve.
Fotografía Gonzalo Gallardo (clic para agrandar)

Como se puede ver en las fotografías, las mochilas eran de lona y cuero y a nadie le importaba mucho lo que podía pesar un envase de cristal de La Casera si había que subir agua para la excursión.

Gonzalo escalando en Ricote sin cuerda de seguridad ni nada de nada
¡Cuanta inconsciencia teníamos entonces!
fotografía de la colección de Gonzalo Gallardo (clic para agrandar)

Lo peor de todo es que teníamos 16 años recién cumplidos y muchos escalábamos a escondidas de nuestros padres. Si los míos me ven colgado de una pared a esa edad me mandan a un reformatorio y con mucha razón.

Tampoco existía El Corte Inglés, Decathlon, Barrabés ni nada de eso. Todo se compraba en Nortes. El "tito Nortes" era una gran persona a la que no se le ha rendido un merecido homenaje. Me gustaría que alguien con más memoria que yo, me mandara algo sobre él para publicarlo aquí. Tenía la tienda de material de montaña en la calle que va de Santa Isabel a la plaza de Santa Catalina, ahora la llevan en el mismo sitio y con el mismo nombre Santiago y Benjamín. Muchas veces vendía el material a plazos para que no dejáramos de ir al monte por falta de medios. 

Son tiempos magníficos que bien merecen una líneas de recuerdo.

Buen camino.

11 comentarios:

  1. Muy bonito y entrañable tu reportaje... ¡que tiempos aquellos!, sin tarjetas de crédito, internet, móvil... todo era más sencillo y daba gusto hacer de todo. Yo recuerdo tener la sensación de que los días tuviesen más de 24 horas, no como ahora, que se te echa el tiempo encima cada día.
    Gracias por el reportaje.
    Si tienes tiempo visita "Caminos y Caños".

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  2. Hola Fran, muchas gracias por tu visita y por tu amable comentario.

    Ya he visitado "Caminos y Caños" y en verdad que es un blog admirable el que lleváis Isabel y tú. Veo además que os habéis acercado hasta Revolcadores, a ver si tomamos nosotros ejemplo y nos vemos algún día las montañas de Cadiz. Respecto a como pasa el tiempo, ¡qué razón tienes! lo peor es que cada día corre más.

    Que tengas buen camino. Bueno en tu caso, buen camino y buena mar.

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  3. Me ha gustado ver estas fotos maravillosas. Además he encontrado a mi buen camarada de la OJE Manolo "Lanas". Adelante con la página.

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  4. Me alegro que te haya gustado Paco. Hace tiempo que no veo a Manolo "Lanas", le daré recuerdos tuyos cuando coincidamos.

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  5. Muy bonito artículo. Y creo que para reflexionar. Obviamente ha mejorado mucho el material, y esto es bueno por cuanto hace a la seguridad, pero también hay un exceso de (¿como decirlo?) "exquisitez", que lleva a cambiar de gatos cada 6 meses porque ya no son bastante técnicos o no me aprietan hasta hacerme llorar. En mi humilde opinión, el amor a la montaña es una actitud que no se suple con "cosas". Este artículo lo demuestra.

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  6. Gracias Patri por tu comentario.

    Tienes mucha razón, ahora nos perdemos en los accesorios y el material y a veces olvidamos lo que de verdad importa. Esto no sólo pasa en la montaña, lo veo en otras muchas aficiones (la fotografía por ejemplo. En fin, al menos durante un ratito hemos vuelto a recordar esas excursiones tan emocionantes que hacíamos cuando no había de nada.

    Saludos.
    Malpaso.

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  7. Jo ! que tiempos y que jovenes estabais ...
    un saludo a todos
    juanmi

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  8. hola a todos, os tengo que decir que el que esta rapelando en la sur de la panocha no es Manolo el lanas, si no Manolo el cuñado de Gonzálo y el que asciende es Santiago el mañas, saludos a todos.

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  9. Hola anónimo. Manolo "El Lanas" que yo sepa es el cuñado de Gonzalo. ¿O no?

    Un saludo.

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  10. Buen día. Al rebufo de tu publicación en nuestro grupo guasap, he venido a parar a este hilo que desconocía, a pesar de haber sido un medianamente bueno seguidor de tu blog.
    Tengo que decir tres cosas al respecto:
    1) No tengo ni idea de escalada, así que no puedo valorar acerca del asunto. En cualquier caso, creo que os falta un tornillo, y no precisamente del arnés.
    2) Te he reconocido al instante en la primera foto, antes de leer el pie de foto. Bingo.
    3) Lo que me ha emocionado es lo del tema del blanco y negro, y ver a gente tan jovenzuela en aquellos tiempos y con esos materiales tan precarios, pero con pinta de disfrutar muchísimo del tema.
    Muchas gracias, don J.

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  11. Gracias por tu comentario Fran. Efectivamente, en aquel momento yo creo que a más de uno nos faltaba un tornillo, pero eran las cosas de la juventud y eso, al menos en parte, se cura con el tiempo.
    Si tuviera que repetir esas cosas ahora, me faltaría fuerza y valor (o inconsciencia). Ya tenemos una edad.

    Un abrazo.

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